La construcción de la autoestima y la autonomía en el niño
El presente artículo presentará cuestiones fundamentales (derivadas de la investigación sobre el desarrollo infantil, la neurobiología y la teoría del apego) para la génesis y constitución de la autoestima y la autonomía. Debido a la brevedad, que es exigible para tener cabida suficientes artículos en la revista, me veo obligado a simplificar, desvirtuando por tanto investigaciones de un enorme calado para el entendimiento de la importancia de las relaciones que establecen los padres con sus hijos. También, debido a la necesidad de brevedad de los artículos, este artículo será dividido en dos.
La investigación del apego subraya la influencia que tiene la relación paterno-filial en:
– Las interacciones con los otros niños.
– En la mayor o menor seguridad a la hora de explorar el mundo.
– En la mayor o menor competencia para gestionar el estrés.
– En la habilidad para equilibrar las emociones.
– En la posibilidad de tener relaciones interpersonales positivas en el futuro…
Ana Freud y sus colaboradores fueron pioneros en la investigación de los efectos traumáticos, en los niños, de los bombardeos en Londres durante la II Guerra Mundial. Constataron que los niños que permanecen con sus figuras de apego (padres, cuidadores primarios) sufrían menos las consecuencias psíquicas de los bombardeos que aquellos que habían sido puestos a salvo en refugios seguros pero separados de sus cuidadores primarios.
Será John Bowlby, quién defina el apego como una disposición a mantener proximidad y contacto (lazo de afecto) con una figura de carácter protector, denominada figura de apego. La inclinación al apego es una predisposición compartida con otros mamíferos y los teóricos de la evolución consideran que sin esta conducta de apego el ser humano no habría podido evolucionar del modo en que lo ha hecho. Bowlby estudió niños que habían sido separados de sus padres y colocados en entornos no familiares tales como hospitales y residencias infantiles. Las secuelas de tales separaciones incluyeron no sólo la aparición de ansiedad y ambivalencia con respeto a las personas previamente queridas sino, también, eventualmente un estado de desapego (indiferencia) en el cual se reprimían tanto sentimientos afectuosos como hostiles.
Es a partir de los trabajos pioneros de John Bowlby que otros investigadores trabajan y desarrollan la teoría del apego. Mary Ainsworth desarrolla sus investigaciones con el experimento de laboratorio denominado “La situación extraña”. En este entorno, de laboratorio, el progenitor sale dos veces y regresa dos veces, un extraño entra en la habitación dos veces; el infante (niños de aproximadamente 12 meses) está una vez solo con el extraño, y una vez solo completamente.
Este experimento ha sido contrastado y replicado en diferentes países y culturas encontrándose los siguientes tipos de apego entre el cuidador primario y el niño:
APEGO SEGURO:
¡ Son niños que lloran y llaman apasionadamente en cada separación pero se calman inmediatamente tras el regreso de la madre.
¡ Estas respuestas están relacionadas con la sensibilidad de la madre a las señales y comunicaciones del infante y a la tendencia de la madre de ser rápida y reconfortante al responder al malestar.
¡ En un estudio reciente (Fonagy et al., 1995) han confirmado que las madres que calman más efectivamente a sus angustiados niños de 8 meses después de que éstos reciben una inyección son las que reflejan la emoción del niño, pero esta especularización (validación, reconocimiento de la experiencia del niño) está mezclada con otros afectos (sonríen, interrogan, hacen despliegues gestuales burlones, y cosas por el estilo).
¡ Los niños con historia de apego seguro son evaluados como con mayor capacidad de resistencia, auto-confiados, orientados socialmente, empáticos para el malestar, y con relaciones más profundas.
¡ Las relaciones entre iguales de los niños seguros con sus madres durante la infancia tienen muchas probabilidades de ser positivas.
¡ Sus profesores consideran a estos niños como poseyendo un Yo-resistente y los tratan de forma realista.
¡ Los niños con apego seguro no victimizan a otros niños ni son victimizados.
APEGO INSEGURO
¡ Relacionado con rechazo materno.
¡ Durante el procedimiento de la situación extraña estos niños experimentan un malestar o angustia considerable a un nivel fisiológico (corporal).
¡ Se centra en los juguetes y en otros aspectos del entorno inanimado, no en el cuidador, actuando incluso como si este no estuviera.
¡ Ni el enfado ni la ansiedad se expresan directamente en la situación extraña. Reprimen las expresiones de enfado y ansiedad.
¡ Estos niños tendían más que otros a perseguir e intentar victimizar a sus compañeros en el colegio.
¡ Los profesores tendían a rechazarles más que a los que tenían un apego seguro o ambivalente.
¡ Parece que los pequeños rechazados por sus madres en la infancia tienden a despertar rechazo por parte de personas nuevas.
APEGO ANSIOSO/AMBIVALENTE
¡ Se centran únicamente en el padre o cuidador primario, lo que por supuesto impide que la atención fluctúe hacia la exploración de la habitación y de los juguetes. Restringen el campo de experiencia.
¡ Parecían preocupados con sus madres durante toda la prueba y sin embargo demasiado enfadados y/o angustiados como para reconfortarse con la vuelta de esta.
¡ Demasiado angustiados para involucrarse en exploración o en juego, incluso cuando la madre estaba presente.
¡ Relacionado con falta de predictibilidad (algo puede estar bien y al momento ser motivo de enfado) e insensibilidad materna hacia las señales del infante, pero no con rechazo.
¡ Estas madres parecían desanimar la autonomía.
¡ Son presa fácil para niños evitativos (antes vistos) que los victimizan.
¡ Tienden a ser tratados como bebes por sus profesores.
APEGO DESORGANIZADO
¡ Un cuarto grupo de niños exhibe conductas aparentemente no dirigidas hacia un fin, dando la impresión de desorganización y desorientación.
¡ Los infantes que manifiestan inmovilización, golpeteo con las manos, golpeteo con la cabeza, el deseo de escapar de la situación aún en presencia de los cuidadores son denominados como “Desorganizados/desorientados”.
¡ Se sostiene generalmente que para tales infantes el cuidador ha sido una fuente tanto de temor como de reaseguramiento, consecuencia de lo cual se producen en el niño intensas motivaciones conflictivas, “le necesito pero a la vez me da miedo”.
¡ No es de extrañar que una historia de severa desatención o de abuso sexual o físico esté asociada a menudo con este patrón.
RELACIONES ENTRE EL APEGO ADULTO Y EL APEGO EN EL NIÑO:
¡ La correspondencia entre los estilos de apego en el adulto y los estilos de apego en el infante son del 75 – 80%. El tipo de apego en el adulto se evalúa con “La entrevista de apego adulto” desarrollada por Mary Main, quién descubrió que administrada al padre o la madre puede predecir, no solo la seguridad de apego del niño sino el preciso tipo de apego que el niño manifestará en la Situación Extraña. Tal predicción se hace antes de que el niño nazca.
¡ Los adultos seguros tienen 3 ó 4 veces más probabilidad de tener niños que están apegados con seguridad a ellos.
¡ Dado que las experiencias con ambos padres son muy diferentes, el niño puede experimentar un apego seguro con uno de los padres, pero no con el otro. Una sola relación significativa para el niño (que brinde comprensión y seguridad al niño, aún sin ser los progenitores) constituye un refuerzo muy importante para su capacidad de adaptación.
¡ El apego parece tener el potencial de cambiar a lo largo de la vida y, de igual modo, la relación paterno-filial (y los apegos de los hijos) también cambian a lo largo del tiempo.
Cuando los padres comprendemos de qué modo el desarrollo de nuestros hijos se ve afectado por el apego y como nuestra comunicación y conducta afecta a la capacidad de estos para establecer un apego seguro con nosotros, solemos sentirnos más motivados para cambiar.
En el siguiente número de nuestra revista aprenderemos como ha de ser la comunicación con nuestros hijos para crear en ellos un apego seguro y fomentar un sano desarrollo y crecimiento. Para ello nos valdremos de las investigaciones del desarrollo infantil y la neurobiología que nos ayudarán a complementar los estudios sobre el apego.