Capacidades parentales para el buen desarrollo afectivo-emocional de nuestros adolescentes
“La juventud actual ama el lujo, es maliciosa, es malcriada, se burla de la autoridad y no tiene ningún respeto por los mayores. Nuestros muchachos de hoy son unos tiranos que no se levantan cuando un anciano entra a alguna parte, que responden con altanería a sus padres y se complacen en ser gentes de mala fe…“
Sócrates, siglo IV AC.
¿Qué os parece?, parece que esta opinión sobre los adolescentes viene de largo, parece que ya estaba asentada en otras sociedades y culturas anteriores a la nuestra. Pero veamos un poco sobre el actual contexto socio-cultural con el ánimo de poder entender mejor a nuestros adolescentes.
Parece claro que, en los últimos tiempos, lo más sobresaliente es la rapidez con la que se producen los cambios. Zigmunt Bauman nos habla de la sociedad líquida, sin valores en la que cada persona puede pasar de una posición social a otra, ya sea como turista, trabajador o refugiado, con la compañía de una pareja u otra y sumida en unas ideologías continuamente cambiantes
Vivimos en una cultura que valora el tener en vez del ser, una cultura consumista de lo “quiero y lo quiero ya” de no tolerancia a la frustración, una sociedad impulsiva, de la inmediatez, del actuar sin pensar, de la búsqueda del placer sin límites en la que todo o casi todo está a golpe de un clip. Una sociedad que ante el sufrimiento y el dolor busca el antídoto fácil, las pastillas, las drogas legales o ilegales, todo vale con tal de escapar y no sentirlo, también las nuevas tecnologías nos ayudan en este escape de ahí que sean las nuevas adicciones. En una sociedad en la que se proclama el sé tú mismo, tú puedes con una concepción individualista, del primero yo y luego yo, lo cual nos está aislando cada vez más a los unos de los otros en detrimento del contacto social y de valores que estén relacionados con compartir, con la colaboración, la solidaridad, la compasión, etc. Cada vez más nuestra familia o vecindario se lleva en un aparatito en el bolsillo y nos aislamos del contacto con el otro.
El actual sistema productivo fomenta y promociona el consumo, el lo quiero y lo quiero ya, el tener en vez del ser empujándonos hacia una cultura de la felicidad basada en la satisfacción personal.
Sin embargo, en contraste con esta sociedad presa del capitalismo consumista y del individualismo en la que el mundo virtual contribuye al aislamiento entre las personas, resulta que venimos biológicamente preparados para el contacto social y las relaciones.
Por ejemplo:
Durante el embarazo el cerebro y el cuerpo de la mujer se están preparando para su función maternal, con modificaciones hormonales que se intensificarán en el momento de dar a luz.
- Aparece la prolactina que da lugar a lo que Winnicott denominó la preocupación maternal, en virtud de la cual la futura madre comienza a prepararse para el cuidado del niño que va a nacer.
- En la recta final del embarazo el cerebro del feto y el de la madre comienzan a producir la hormona oxitocina, que pasa al torrente sanguíneo. Esta hormona estimula la unión de la madre y el hijo, por lo que se considera a esta hormona la transmisora del afecto y del apego. Esta hormona también está implicada en las relaciones de amistad y afecto entre los adultos y en las relaciones sexuales.
- La vasopresina, que como la oxitocina influye en la actitud de dedicación y preocupación de la madre con respecto al cuidado y necesidades de su bebé.
- Si durante el embarazo la madre lee repetidamente en voz alta cuentos, párrafos o fragmentos de un mismo autor y uno de ellos lo lee repetidamente, mientras que los otros trozos sólo una vez, cuando el bebé nace presta más atención a la madre cuando esta lee el trozo repetido.
- Todos los estados anímicos de la madre tienen su correspondiente estado fisiológico respecto a la producción y nivel de hormonas y neurotransmisores, y también sucede que estos estados anímicos y sus cambios repercuten muy directamente en el feto a través del torrente sanguíneo.
- Lo que más interesa al recién nacido desde el primer momento son las personas. La voz humana es el estímulo auditivo que más capta su atención. Los bebes se mueven con ritmos precisos ante los patrones del habla humana. Así mismo el rostro humano es el mayor estímulo visual para el recién nacido. Durante las primeras semanas de su vida, el infante no dirige los ojos al punto que tiene en frente, como uno esperaría si el pecho que mama fuera el objeto que más le interesa, sino que lo enfoca a 23 cts. de su cara, a la distancia de la cara de la madre en la postura normal de dar el pecho (Stern 1977)
Son abrumadoras las pruebas de que el bebé no se vuelve social mediante el aprendizaje o el condicionamiento ni mediante la adaptación a la realidad, sino que está programado para ser social.
Cuando el infante empieza a formarse una imagen de él mismo, a tener un reflejo de sí mismo, es que lleva tiempo enredado en una madeja viva de interacciones con los demás. Sus necesidades, sus pensamientos, el propio sentimiento de él mismo han tomado forma en el contexto de las necesidades y los pensamientos de los otros y de la comprensión de sí mismo.
Los abrazos, sonrisas, las caricias, los juegos y las manifestaciones de amor incrementan la liberación de endorfinas y dopamina, dando lugar a una mayor densidad de neuronas y sinapsis en la corteza prefrontal. Esto no solo se produce en las relaciones entre la madre y el bebé, sino también en las relaciones entre los adultos, como entre paciente y analista, en las relaciones de pareja y en las relaciones entre personas que se tienen afecto.
El vínculo con los cuidadores en los primeros 18 meses es pre-verbal y afectivo- emocional de hemisferio derecho a hemisferio derecho. No interviene el lenguaje debida a que el hemisferio izquierdo todavía no está desarrollado. Son por tanto los aspectos afectivo-emocionales pre-verbales los que conforman un conocimiento prerreflexivo de las maneras de estar con el otro, que conforman parte de la memoria procedimental (saber cómo se hace) que se instituye en el propio cuerpo. Lo sabido no pensado (C. Bollas), el inconsciente relacional constituido por principios organizadores fundamentados en los modos de estar con el otro, por ejemplo, un niño que no es atendido en sus necesidades afectivas, quedará incorporado en su cuerpo y mente que si se acerca a sus padres estos le rechazarán y por tanto dejará de acercarse, pero esto todavía no puede ser representado en su mente, ya que el hemisferio izquierdo no comienza a desarrollarse hasta los 18 meses.
LLEGA LA ADOLESCENCIA
- Cambios físicos y en el cerebro. Nueva reorganización neuronal y sufren una revolución hormonal
- Debilitamiento de la corteza prefrontal (relacionada con la planificación, la síntesis, la inhibición conductual, etc.) para la regulación de la conducta en beneficio de estructuras más asociadas a lo emocional, como la amígdala, o a las tendencias impulsivas, como el cuerpo estriado.
- La exposición al estrés en etapas tempranas de la vida altera la arquitectura y la función de la corteza prefrontal (CPF) y produce una mayor vulnerabilidad al estrés a lo largo de la vida.
- En esta etapa es muy importante el sentimiento de identidad y el autoconcepto.
- La rebeldía La no invalidación Dan mucha importancia a la relación con los iguales.
- El adolescente está inmerso en el contexto socio-cultural antes mostrado.
- El consumo de productos está directamente dirigido hacia ellos. Se valora en nuestra actual sociedad el ser joven, el cuerpo, las posesiones
- Los adolescentes actuales habitan una realidad social en que prevalecen los efectos que han producido las nuevas tecnologías y la sociedad de consumo.
- Hugo Lerner en “Las adolescencias en la contemporaneidad” nos habla de diferentes generaciones: LA IMPORTANCIA DE LOS IGUALES
- La generación Y, entre 18 y 30 años, crecen rodeados de tecnología, consumo y publicidad. No creen en el trabajo para toda la vida ni en la política, aunque la ecología logra movilizarles. Tienen un estilo hedonista, inquieto y de atención múltiple; aprecian el consumo más que la acumulación de bienes y quieren ser amos de su propio tiempo. El trabajo es para obtener lo que necesitan para vivir, pero lo fundamental es sentirse cómodo. La familia ocupa un lugar central, están instalados placenteramente en la casa de sus padres. La adultez no se relaciona con la independencia y no ven el beneficio relacionado con el esfuerzo, estando mediatizados por la inmediatez.
- La generación Z, los nativos digitales. Individuos considerablemente sensoriales, su falta de lectura es un problema que todos los docentes padecen. Lo atrayente, lo interesante para ellos no es únicamente el mundo físico o real que está más allá de la casa, sino ese mundo virtual, pero tan real como el otro. Debemos tener en cuenta que los canales de comunicación han cambiado y no hay marcha atrás.
- La lucha que deben librar padres y maestros es no perder el contacto con ellos mientras se quejan por sus cambios y, paradójicamente están absorbidos ellos también por la misma tecnología.
- Los “NI-NI”. Sin saber en quién o en qué creer, o para qué esforzarse, una sensación de sin sentido acompaña a estos adolescentes. ¿Para qué hago lo que hago sí, finalmente, nada permanece?
- LAS TRIBUS URBANAS (Los Emos, los Floggers, los Ravers, los Indies, los heavies o metaleros, los Góticos los Punks, etc) como dice Caffarelli (2008) son modos de “cazar identidades”. Como padres, psicoterapeutas, docentes, etc. debemos saber que las conductas “extrañas” a lo instituido son modos o intentos de los adolescentes de insertarse en el mundo. Ponen en juego en estas tribus sus ideales del yo, sus proyectos identificatorios, su autoestima, la necesidad de ser reconocidos y de cobrar existencia para sus otros significativos, Buscan el reflejo en los compañeros y su deseo de diferenciarse del mundo y de los valores de los adultos.
- Un común denominador en todos estos grupos es la búsqueda de especularidad, la existencia a través de la imagen especular que les devuelven los otros significativos. Esta necesidad de ser mirado podrá estar vehiculizada por formas de vestirse, diferentes usos de accesorios de moda, el uso de redes sociales a la espera de tener muchos seguidores, etc. En todos los casos estas exploraciones tienen como objetivo tejer una urdimbre identitaria que le dé al adolescente su lugar como sujeto. Habitualmente esta búsqueda está teñida de colores y tonalidades que se encuentran en una fuerte oposición a las modas y modos de funcionamiento del mundo adulto, el de los padres.
- IDENTIDAD SEXUAL TODDAVÍA FRAGIL, convierte a los adolescentes en exploradores. De bisexuales a homosexuales o a heterosexuales, en muchos de ellos todo entrará en el universo de lo permitido. Al no ser tan condenatoria con estos jugueteos, la sociedad actual posibilita que el superyó no culpabilice rápidamente estas conductas.
- Antes se quería salir cuanto antes de la adolescencia. En la actualidad ya no es una etapa que hay que pasar, o que inquieta o incomoda. La adolescencia ha sido enaltecida, se diría que el mundo pertenece a los adolescentes. Por lo menos así piensan los publicistas, que este grupo es al que apuntan en general como objetos de consumo. Adultos cuyo deseo es seguir siendo adolescentes.
- Ya nos son los adolescentes los que desean vestir como los padres, sino los padres vestirse según la moda adolescente. El mundo adulto no solo quiere imitar sus vestimentas, también reproduce sus modos de interactuar y de hablar. El ideal del yo esta “adolescentizado” y el yo sigue, consecuentemente este derrotero que el ideal del yo le marca.
- Para la sociedad de consumo es importante que la etapa adolescente se extienda lo más posible y, congruentemente, en la situación económica actual no resulta sencillo abandonarla. En muchas sociedades se acentúan cada día más las dificultades para conseguir trabajo y la dependencia respecto de los padres se convierte en un destino forzosos. Esto lleva al adolescente a evitar los compromisos del mundo adulto y a seguir gozando de las ventajas de seguir viviendo en un estado ideal.
- EL IDEAL DEL YO QUE LES MARCA LA SOCIEDAD DE CONSUMO
CAPACIDADES PARENTALES
- Reconocimiento y validación, El bebe, el niño y después el adolecente necesita ser reconocido, validado en sus diferentes estados afectivos y emocionales, en la actualidad se huye de los estados mentales negativos con las repercusiones que esto tiene para el adecuado desarrollo afectivo-emocional de las personas. Formas de invalidación: Sobreprotección, abandono, negligencia no tenerle en cuenta, dejarle solo ante las dificultades
- La entonación, sintonización, Responsividad, Contención, ej. Si ante un conflicto de nuestro hijo con un amigo, este se muestra preocupado y nosotros le decimos que no le dé más vueltas y que se ponga a hacer los deberes que es lo importante, no estamos siendo responsivos porque no estamos atendiendo su necesidad. Todo esto es preventivo para no desarrollar problemáticas mentales, ansiedad, depresión, adicciones, delincuencias, etc.
- El desarrollo de la autorregulaciónaparece muy relacionado con diversos comportamientos de los padres en los primeros años de vida. Si queremos que nuestros hijos en un futuro sean capaces de autorregular sus emociones, es imprescindible que ahora que son pequeños les heterorregulemos sus emociones, es decir, que aprendan a regular sus emociones con nuestra ayuda
- Tiempo de calidad y cantidad
- Ofrecerles contextos de seguridad y protección. Proteger a nuestros hijos cuando sientan miedo, temor, rabia o tristeza es nuestra función y esta protección ha de ir acorde a la edad.
- Asumir el rol que nos corresponde como padres. Los padres no somos amigos de nuestros hijos, tampoco somos sus criados. Somos sus padres y debemos asumir el papel que esto implica.
- Establecer unos límites claros. Una de las obligaciones que tenemos los padres es implantar una serie de normas y límites en el contexto familiar. Nuestros hijos necesitan las normas. Es algo tan necesario como sano. Necesitan saber hasta dónde pueden llegar y cuál es su perímetro de seguridad. Cuando establecemos unos límites y se los explicitamos a nuestros hijos les estamos diciendo “te quiero”. Te pongo límites porque te quiero y me importas. Además, los límites les enseñan a tolerar la frustración, a refrenar su impulsividad, etc.
- Respetar, aceptar y valorar. Cuando respetamos, aceptamos a nuestros hijos como son y los valoramos positivamente, los estamos mirando incondicionalmente. Demostramos que nuestro amor hacia ellos es incondicional, es decir, no depende de nada. Los queremos por quienes son y no por lo que hacen o dejan de hacer, lo que no implica que le permitamos todo, para ello están los límites que como hemos visto anteriormente son totalmente necesarios.
- Favorecer su autonomía. Favorecer su curiosidad y su espíritu aventurero y explorador.
- Sentido de pertenencia. Sentirnos parte de un grupo es de vital importancia para el ser humano. Una de las características que suelen cumplir los niños que sufren acoso escolar es el no pertenecer a un grupo.
- Favorecer la capacidad reflexiva del niño. Es importante que ayudemos a nuestros hijos a que aprenden a pensar sobre las emociones que sienten, lo que piensan, cómo se comportan, etcétera. También es un trabajo muy interesante para nosotros los adultos.
- A lo largo de los primeros meses y años de vida, se va produciendo un proceso de diferenciación entre el bebe/niño y la madre, ya que al principio el pequeño depende completamente del cuidador primario es a través de este que va introduciéndose en el contexto sociocultural al que pertenece, y este en interacción con su psicobiología van conformando su identidad. Con el paso del tiempo debemos favorecer en los niños esta identidad propia que nos diferencia del resto.